lunes, 23 de marzo de 2015

LOS 5 PRINCIPALES PROBLEMAS DE HONDURAS

INTRODUCCION

EN LA ACTUALIDAD LOS PROBLEMAS QUE ENFRENTA NUESTRO PAÍS HONDURAS SON EL CRIMEN ORGANIZADO, LA FALTA DE EMPLEO, Y ESTO CONLLEVA A QUE SE GENERE MAS VIOLENCIA E INCREMENTO DE MUERTES, A PESAR DE LOS GRANDES ESFUERZOS REALIZADOS DURANTE LOS ÚLTIMOS AÑOS, HONDURAS SIGUE SIENDO UNO DE LOS PAÍSES MAS POBRES DEL CONTINENTE AMERICANO. VIVIENDO BAJO LINEA DE POBREZA UNA GRAN PARTE DE SU POBLACIÓN, LA QUE SE VE BASTANTE AFECTADA POR LOS ALTIBAJOS DE LA ECONOMÍA.







5 PRINCIPALES PROBLEMAS DE HONDURAS

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La corrupción, un monstruo que se devora a Honduras
Tegucigalpa. La corrupción es como un monstruo de diez cabezas al cual no se le pueden eliminar todas a la vez, “hay que identificar las principales y presentar oposición”, afirmó Rigoberto Cuellar, como preámbulo a la presentación del II informe sobre el Estado de los casos de corrupción en Honduras que comprende de enero de 2004 a septiembre de 2006.

Cuellar, coordina el área de reforma al sector judicial y anticorrupción de la Federación de Organizaciones para el Desarrollo de Honduras, (FOPRIDEH), organismo este, que patrocinó la investigación y cuyo documento expuso a diversos sectores sociales y lo entregó al coordinador del Consejo Nacional Anticorrupción, Juan Ferrera, en un lujoso hotel de Tegucigalpa. 

En el informe se evidencia la vulnerabilidad del sistema de justicia y la institucionalidad estatal en general, debido básicamente a la politización y el dominio de grupos fácticos que controlan los partidos políticos tradicionales. 

Plantea que el sector público como el privado son a la vez tentadores y tentados y que no parece haber voluntad ni decisión política de eliminar la corrupción que es causa a su vez, del subdesarrollo e infradesarrollo de la población hondureña. La ausencia de identidad nacional ayuda a sustentar la corrupción.
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MARAS Y PANDILLAS EN HONDURAS


Redacción   La aparición de otros grupos criminales ha generado una competencia con las maras en las actividades como la extorsión y el narcomenudeo. 
Sumado a las maras y pandillas, han aparecido bandas organizadas como Los Chirizos, “El Combo que no se deja” y Los Benjamines, que también han marcado territorios en varias colonias, principalmente en el norte de la capital.Estas agrupaciones tienen características similares con las maras en sus modos de operar para obtener ingresos económicos de manera ilegal.Entre sus principales actos delincuenciales sobresalen la extorsión, la venta de drogas, el sicariato, el robo de automóviles, motocicletas, secuestros, tráfico de armas y la apropiación ilegal de viviendas.Estos grupos son protagonistas de masacres, raptos y macabros asesinatos entre rivales.Mucha gente inocente, incluidos motoristas y comerciantes, se han convertido en víctimas de los maleantes por haberse negado a hacer pagos ilegales.Los principales blancos de esos grupos criminales son los comerciantes, empresarios de transporte urbano e interurbano y ciudadanos comunes, a quienes bajo amenazas de muerte les obligan a pagar fuertes sumas de dinero.Como producto de sus acciones delictivas obtienen millonarias e incalculables sumas de dinero.


Los delitos que los mareros cometen van desde robos simples hasta operaciones complejas con características de comandos paramilitares, crímenes por encargo, el paso por la frontera de ilegales y disputas de territorios por el control y el manejo de drogas. Los mareros son también utilizados, sobre todo los más jóvenes, por los carteles de la droga. Son la carne de cañón de los barones del narcotráfico: a sueldo, aprovisionados de dinero, armas pesadas y drogas para consumo propio, son pagados para introducir el comercio y vigilar la zona.
Sus filas están formadas en su mayoría por jóvenes pobres y sin educación, lo que los deja en una situación de exclusión social sin inserción en el sistema. Los más arrojados suelen ser los miembros más jóvenes, de apenas 12 o 13 años de edad, quienes desean ganar status en la mara. También utilizan a los inmigrantes recién llegados, los cuales son más baratos y temerarios, al venir de situaciones de una pobreza extrema. Cabe aclarar que no sólo de pobres e inmigrantes se nutren las maras, ya que entre ellos se puede encontrar a personas que han pertenecido a las fuerzas armadas y de seguridad de países centroamericanos. Algunos de éstos provendrían del área de inteligencia y fuerzas especiales. Por otro lado, han resurgido las agrupaciones clandestinas de represión a la manera de los Escuadrones de la muerte, ahora conocidas como la temida “Sombra Negra”, que se dedican a secuestrar o “eliminar” a objetivos seleccionados dentro de las maras. Se ha detectado la presencia de, entre otros, miembros de la policía como integrantes de estos grupos.
Varios países centroamericanos han legislado para intentar frenar este problema. En julio de 2003, Honduras promulgó reformas a su Código Penal, que culminaron en la mal llamada Ley antimara, la cual desató una campaña inmediata de detenciones.
Tres meses después, en octubre de 2003, El Salvador aprueba una mal llamada ley anti-mara que define como marero a todo aquel “que se reúna habitualmente, que haga señas o tenga símbolos como medio de identificación, que se marque el cuerpo con cicatrices o tatuajes”, la cual dio origen a detenciones muy controversiales. En Honduras, al año siguiente (2004), se procedió a la tipificación del “Asociación ilícita” regulado  en el articulo 332 del código penal, que facilita la detención a los cabecillas o jefes de pandillas o el tan solo hecho de pertenecer a estas bandas.





3. SIN EDUCACIÓN


'Según los datos de Unicef (Fondo de Naciones Unidas para la Infancia, por sus siglas en inglés), la Cepal (Comisión Económica para América Latina y el Caribe) y el Instituto Nacional de Estadísticas, en el país hay una población de aproximadamente 2,300,000 adolescentes y jóvenes.

De esa población, son 450,000 los jóvenes que trabajan, pero no estudian. Mientras que hay 600,000 jóvenes y adolescentes entre 10 y 24 años sin hacer nada, o sea que no trabajan ni estudian.

Héctor Espinal, coordinador del programa para la Infancia, Adolescencia y Juventud de los Municipios de Honduras de Unicef, se refirió a la grave situación que estas cifras significan para el país.

“Aproximadamente un millón de adolescentes y jóvenes están sin acceso a la educación y esto impacta directamente en el futuro hondureño que está sin ser formado para asumir responsabilidades en cualquier campo del desarrollo nacional, ya sea en la comunicación, en la producción, en el campo agrario, industria, comercio, en la política, en el área de justicia o médica, porque esta generación es la que relevará a la actual y este millón de adolescentes y jóvenes sin acceso a la educación representan el 40% de la población hondureña, lo cual es una situación bastante dramática”.

El representante de Unicef explicó cómo la falta de educación y trabajo convierte a los jóvenes en blancos fáciles de la delincuencia, ya sea como víctimas o como ejecutores de la misma.

“Los jóvenes al no tener educación, no tienen acceso a trabajo y al no tener ninguna de las dos cosas están en la calle, lejos de su familia, y al estar en la calle esto los vincula directamente al tema de la violencia, ya que los adolescentes y jóvenes están en ambientes muy fértiles para el crimen organizado del país y su principal campo que es el narcotráfico, que en Honduras tiene establecidas e instaladas sus bases operativas y hace de los jóvenes y adolescentes su principal recurso para desarrollar la narcoactividad en nuestro territorio”.

Según Espinal, la desigualdad y el desequilibrio en la sociedad hondureña contribuyen a que muchos jóvenes se queden estancados sin llegar a poder cumplir su papel como forjadores del futuro de la nación.

“Muchas de las familias hondureñas tienen poco acceso a los recursos y una pequeña parte tiene acceso a gran cantidad, y eso es desigualdad, el país debe revertir su actual situación, porque de lo contrario toda esta enorme masa de jóvenes que son el principal recurso del país, está en riesgo de no poder cumplir con responsabilidades con su familia, en la comunidad y en la sociedad o como individuo, porque sus capacidades se ven disminuidas, todo por no tener acceso a la educación”.

Finalmente expresó que hay una gran responsabilidad que deben asumir las autoridades municipales en el tema de la violencia y la juventud.

“Los alcaldes también deben comprometerse a que jóvenes y adolescentes se matriculen y tengan acceso a la educación. Está demostrado que el desarrollo de un país entra por la puerta de un centro educativo. También es fundamental mejorar la calidad, porque ahora es muy mala, por la no asistencia a clases, buen material, etcétera. Y hay que recordar que las ofertas laborales para los jóvenes sin preparación son muy limitadas, los salarios que devengan son muy bajos porque son mano de obra poco calificada”.


4 EL DESEMPLEO EN HONDURAS

                                                                                                  
                                                                              
Los primeros tres meses de 2012 han sido funestos   para los jóvenes que siguen siendo presa fácil de la   violencia que campea en Honduras .

Desde enero hasta marzo han perdido la vida de manera violenta un total de 920 jóvenes, según las estadísticas del Observatorio de la Violencia del IUDPAS (Instituto Universitario en Democracia, Paz y Seguridad).
La cifra lo dice todo, es impactante y devastadora, Honduras muere joven y nada parece detener las muertes violentas que roban de a poco al futuro de un país.


Migdonia Allescas, directora del Observatorio de la Violencia del IUDPAS, reveló las crueles cifras que evidencian que nadie en el territorio hondureño es más afectado por la criminalidad y la violencia que los jóvenes.

“En el primer trimestre de este año ultimaron a 920 jóvenes entre 12 y 30 años que representan más del 54% de las muertes violentas en el país, pues en ese trimestre han perdido la vida 1,709 personas, de las cuales 920 son jóvenes. De esos jóvenes que murieron 59 eran mujeres y 861 eran varones”.

Allescas declaró que la cifra es menor que el primer trimestre de 2011, pero que la reducción es tan mínima, que incluso puede tomarse como una variación casual.

“En el primer trimestre de 2011 murieron 72 mujeres y 876 varones, para hacer un total de 948 entre enero a marzo de 2011”.

La directora del Observatorio de la Violencia manifestó que el Gobierno debe tomar medidas lo antes posible y especificó cuáles son los campos en los que las autoridades deberían focalizar esfuerzos para reducir de una vez la violencia.

“Hay que trabajar el tema de prevención de la violencia, más que el tema de reacción y control. Se debe brindar más oportunidades a los jóvenes para que estudien y trabajen, mejorar el sistema de educación, salud, seguridad y trabajar el tema de la cultura de paz.

Se tienen que implementar programas para ayudar a los jóvenes, a los niños y a las mujeres, además tienen que trabajar los gobiernos locales para reducir la violencia y la criminalidad. En este tema debe involucrarse la comunidad, la sociedad civil, la empresa privada, porque la seguridad es tarea de todos, no solo de un gobierno”.Allescas consideró que las autoridades gubernamentales tienen una tarea pendiente en seguridad.

“Se deben desarrollar acciones y estrategias en materia de prevención, que es un trabajo que hasta este momento ha estado en deuda, pues en el tema de prevención de la violencia y de reducción de la inseguridad se debe dedicar un esfuerzo mayor y además deben unirse todas las secretarías que corresponden para trabajar en una verdadera política de seguridad”.

5 EL CRIMEN ORGANIZADO
Honduras mantiene el primer lugar en el mundo en cuanto a índice de homicidios. Y es que la tasa, según cifras oficiales de 2012, apenas se redujo a 85.5 homicidios por 100,000 habitantes.El diagnóstico “Desplazamiento forzado y necesidades de protección generados por nuevas formas de violencia y criminalidad en Centroamérica”, elaborado por el Centro Internacional para los Derechos Humanos de los Migrantes (Cidehum) a solicitud del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), establece cifras reveladoras sobre el impacto del crimen organizado en países como Honduras, Guatemala, El Salvador y Nicaragua.Y es que, según cifras de 2010, solo ese año alrededor de 8,400 centroamericanos hicieron solicitudes de asilo para ser considerados “refugiados”. De estos, 1,661 solicitantes fueron hondureños.Las cifras de Acnur establecen que 3,808 fueron de El Salvador, 2,582 de Guatemala y apenas 373 fueron de Nicaragua. En el caso de Honduras, las solicitudes de asilo han sido variables desde 2005.En 2005, es decir, en el último año del gobierno Maduro, solicitaron asilo 1,054 hondureños. A partir de 2006, en el gobierno de Manuel Zelaya, la cifra fue en aumento.Para el caso, en el 2006 hubo 1,225 solicitudes, en 2007 hubo 1353, en 2008 la cifra se elevó a 1448 y en 2009 hubo 1502.El análisisDe acuerdo al diagnóstico, el crimen organizado genera altos índices de violencia y afectación hacia la población hondureña (incluyendo desplazamiento forzado al interior del país y hacia Norteamérica y Costa Rica).El propio presidente Porfirio Lobo Sosa insiste en que Honduras enfrenta altos índices de criminalidad por la posición geográfica, que ubica al país entre los países productores y consumidores de droga.Sin embargo, esta justificación no es del toda acertada (en opinión de analistas), ya que Nicaragua es vecino del país, con amplia extensión caribeña y fronteriza con Colombia, y su tasa de homicidios es de apenas 13 por 100,000 habitantes, es decir, casi seis veces menor que la de Honduras.El diagnóstico aporta información relevante para entender la vorágine de violencia en Honduras y el resto de Centroamérica. Se identifica que la violencia no solo está relacionada con el narcotráfico, sino también con las maras o pandillas organizadas.Este argumento encuentra validez en el hecho de que la tasa de homicidios ha bajado en El Salvador desde que, por mediación de organizaciones no gubernamentales, las maras y pandillas han acordado treguas y acuerdos de paz.Estos acuerdos han permitido reducir dramáticamente los índices de homicidios.El diagnóstico, al que tuvo acceso EL HERALDO, revela que en Honduras también se están dando las extorsiones (cobro de cuotas o “impuesto de guerra”), las amenazas directas a la población en general, los homicidios y los secuestros como modus operandi del crimen organizado.Estado contaminadoY destaca que esta situación no solamente está afectando a la población civil, sino también a autoridades gubernamentales, militares y policiales.“Al entrevistar a las autoridades concernidas, se observa el reconocimiento por parte de las mismas de la capacidad del crimen organizado para infiltrarse en algunos sectores de las instituciones del Estado y sectores de las fuerzas del orden. Se observa impunidad de criminales que trabajan con el crimen organizado, a raíz de la falta de denuncia, la desconfianza y el temor a la revictimización”, cita el informe.Un aspecto alarmante es que el diagnóstico identifica a Honduras como un país donde el crimen organizado ha extendido sus tentáculos.Este informe establece que hay 10 departamentos identificados como de mayor riesgo para desplazamientos por el crimen organizado.Estos departamentos, en los que viven alrededor de 6.5 millones de habitantes (75% de la población), son Atlántida, Cortés, Colón, Copán, Francisco Morazán, Santa Bárbara, Comayagua, Yoro, Olancho y Choluteca.Y ante la presencia del crimen organizado en casi todo el país, la advertencia es grave: “El patrón del desplazamiento forzado en Honduras a causa del accionar del crimen organizado no dista mucho del señalado para el caso de Guatemala y El Salvador; y aunque mantiene extensiones territoriales parecidas a Guatemala, es posible afirmar que ofrece muy pocas opciones de desplazamiento forzado interno, ya que el crimen organizado se ha apropiado de gran cantidad de territorios en el país”.
































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